Vidas callejeras
Cuentan las historias que un gato es el dueño de la Rua do Leste. Los demás felinos le temen y es que hablan que es de una especie diferente. Nunca habían visto nada igual. Su color es dorado, ya tiene varias marcas de guerra en su cuerpo y no cuenta con muchos años.
Cada noche, llegan a mi ventana los llantos amargos de animales lejanos. Nunca había escuchado nada igual. Cuando pregunté, me dijeron que estaban llorando la muerte de otro que se va. Y es que "el salvaje" cada noche se toma una vida más.
Esa madrugada llegó a mi casa. El edificio donde vivo cuenta con pocos metros cuadrados, cinco cuartos y un hogar en cada habitáculo. Tiene también un pequeño patio, que hace las veces de pila de lavado y de centro de reunión, tanto de las familias vecinas como de sus animales de compañía.
Allí fue donde se desarrolló la pelea. Todos nos despertamos con un jaleo de ladridos, maullidos y rugidos. Esta vez le llegaba la hora al gato de doña Tania. Puede que no fuera el primero de la noche, pero su suerte estaba echada.
Quién iba a imaginar que ahora sería diferente. Los animales ya estaban alertados. Quizá fueron los llantos de cada noche los que, lejos de intimadarles, hicieron que se uniesen. Estaban preparados. Y así fue como, cuando el gato dorado se lanzaba a por su nueva presa, se encontró con el perro de Zé y el cachorro de Joana, juntos, para defender a su camarada.
Esta vez la sangre que manaba de la boca del salvaje no era ajena, sino suya propia. De esta manera huyó, nunca mejor dicho, con el rabo entre las piernas, pero teniendo cuidado de no pisárselo en su despavorida carrera.
Los vecinos de la Rua do Leste, esa noche dormirían tranquilos por sus animales. Pudiendo soñar, quizá, con ese día en que, las personas de esta favela, también se unan contra el crimen.
Asier Suescun
;)
qué way....me has hecho recordar la época en la que escribía cuentos, si hasta gané un concurso!! jaja..debería retomarlo. un beso
ResponderEliminarEnhorabuena campeón, no sabía que escribías tan bien. Cuando se te acabe el dinero, ya ves que de algo te puedes ganar la vida jajaja, si no, vuelta a la charanga en verano y vuelta a donde te lleve el viento. Un abrazo.
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